miércoles, 25 de marzo de 2009

Lo esencial es invisible a los ojos?!

No por remanida deja de ser usada la frase de Saint Exupéry, y generalmente se la pronuncia con cierto aire de solemnidad, como si se tratase de una verdad de orden cósmico.
Sin embargo ni siquiera los más acérrimos defensores del sentimentalismo pueden escapar del hecho que la chispa que inicia cualquier relación se da casi con exclusividad gracias a ello que es perfectamente visible a los ojos.
Cuántos de nosotros priorizamos la profundidad del alma femenina (o masculina) al entablar una relación? Es realmente lo que nos mueve a conocer a alguien? Lo que nos atrae a un cantante es su voz? Un actor no gana renombre por sus interpretaciones?
Es decir que para lograr ese instante de atracción que inicia "algo", es necesario tener al menos una cualidad que nos acerque al otro. Luego sí, una vez que hay comunicación entre dos personas podemos acceder (o no, queda sujeto al libre albedrío) a la esencia misma de la pareja.
Aquellos que estén pensando: -Bueno, al fin y al cabo termina prosperando la relación si llegamos a aquello que es invisible a los ojos- les digo que si admiten la necesidad de alguna "frivolidad" como iniciador verán que hay un universo de oportunidades que quedan truncas, por no ser atractivas a priori. Lo que convierte la frase del Principito en una verdad de perogrullo, impráctica.
Sin embargo el párrafo anterior nos propone otra idea, la de elección. De todas las personas a las que deberíamos conocer a fondo, sólo aquellos que nos resultan atractivos recibirán nuestra atención. Debemos elegir, y elegir es una forma de avanzar (también de frustración). Luego, siguiendo el silogismo, elegir (según el criterio tratado más arriba) nos provoca avanzar, y avanzar es bueno, entonces ...

Hay un viejo cuento hindú que habla de un principe muy bello, que tenía como prometida una joven muy hermosa también. Cierto día los amigos del príncipe comenzaron a peguntarle si su prometida no lo amaba sólo por ser rico. Entonces el príncipe renunció a su riqueza y la muchacha no renunció a él. Luego le preguntaron si no era su belleza lo que ella buscaba y él procuró afearse cuanto pudo, y sin embargo ella lo siguió amando. Por último sus amigos dictaminaron que ella estaba con él por su inteligencia y elegancia. Entonces el príncipe comenzó a embrutecerse y a comportarse como el peor de los miserables. Y cuando le preguntó si aún lo amaba ella le respondió: "lo último que quedaba de aquel hombre del que me enamoré murió, no, ya no tengo razón para seguir amándote".

Quién es el que dictamina qué es esencial? Los de respuesta rápida dirán que quien quiera conocerte. Verdades de perogrullo les responderé...

domingo, 15 de marzo de 2009

De merecimientos

Una pregunta que siempre me he hecho es cómo se evalúa la valía de una persona.
Existe, en el ideario popular, el concepto de equilibrio para estas cuestiones. Imaginemos una balanza donde serán sopesadas todas nuestras acciones (buenas y malas) para determinar hacia qué lado se inclina finalmente. A aquel que lo logre sobre lo bueno será digno de ser llamado "digno ser humano".
Ahora bien, la balanza sólo mide la diferencia de pesos entre ambos extremos, quiere decir que aquellas personas que tiene grandes defectos pero que han marcado positivamente las vidas de quien los rodea, o bien del mundo, de forma tal que aquellos defectos quedan empequeñecidos por sus virtudes tiene el mismo valor que aquel con pequeños defectos, pero con virtudes también pequeñas?

martes, 10 de marzo de 2009

Ragnarökkr? 1

El Ragnarökkr es el día del fin de los tiempos en la mitología escandinava. Si bien no tiene un paralelo muy cercano al Armagedón cristiano, implica ya no una simple e irremediable destrucción sino una lucha titánica entre dioses que encarnan defectos y virtudes más que el bien y el mal.
Y es que no me parece mal que si debe haber un final, sea de pie y luchando...
Que si caemos noblemente tenga sabor a injusticia...

Vanir-Vanaheim?

Vanir y Vanaheim se corresponden a una raza de dioses y su lugar de residencia respectivamente.
Si bien son bastante conocidos las deidades como Odín, Thor y Loki, existían también en la cosmogonía escandinava otros dioses que no se correspondían a las habilidades en combate.
Mi homenaje, entonces, a aquellos menos conocidos que favorecían a sus seguidores en actividades más simpáticas que la guerra y la matanza.